MEJORANDO UNA JAULA-TRAMPA.

Hace unas semanas necesité una jaula-trampa para capturar cierta gata y llevarla a esterilizar. Me habían avisado acerca de las dificultades que suele presentar este tipo de capturas por la cantidad de intentos fallidos y resolví comprar la jaula que parecía más completa de las que encontré a la venta.

Enseguida pude comprobar que, aunque muy sofisticada, la jaula presentaba defectos graves de diseño. Como estaba convencido de que cada intento fallado dificultaría el siguiente intento porque el animal ya estaria advertido, decidí incorporarle algunas reformas para garantizar en lo posible que la captura se efectuara al primer y único intento.
El primer detalle que advertí es que el pedal de pisada, el que activa la caída de la puerta, aparecía ante el animal como un obstáculo muy visible y, además, era demasiado pequeño. Lo comprobé cuando al ensayar su uso (desactivando el mecanismo), vi que el animal entraba casi hasta el fondo, evitaba tocar el pedal estirando el cuello y llegaba al recipiente del cebo sin necesidad de pisar el pedal. Si ese intento hubiese sido real, la captura habría fallado.

En el segundo ensayo, el animal estiraba una de sus patas, atraía hacia sí el recipiente y éste se quedaba encajado debajo del pedal, impidiendo su bajada; este intento también habría fallado.

Otra circunstancia añadida era que la gata iba acompañada siempre de un hijo de pocos meses que no se separaba de ella ni un segundo. Al entrar la gata en la jaula era más que probable que quisiera entrar también el pequeño quedando en un lugar peligroso porque al bajar la puerta repentinamente le habría podido causar daños.

Visto todo lo cual eran necesarias varias precauciones: (1) disimular visualmente el pedal para que el animal no lo advirtiera; (2) impedir que el recipiente del cebo se moviese hasta quedar bajo el pedal; (3) poder bajar la puerta de manera manual a distancia en el caso de que el animal no accionase el pedal y (4) interrumpir el funcionamiento a distancia en caso de necesidad.

(1) Para disimular en lo posible la vista del pedal, decidí introducir algunas capas de cartón en el fondo de la jaula subiendo ese fondo algo más de un centímetro, para disminuir la diferencia de altura respecto al pedal. Forré el pedal con cartón del mismo color para disimular la diferencia de aspecto.

(2) Para impedir el movimiento del recipiente, situé un tope delante de él para inmovilizarle antes de que pudiera obstaculizar el movimiento del pedal.

(3) para poder bajar la puerta a distancia, sujeté un cordón muy delgado al pedal, y lo pase´por debajo de la jaula, procurando que se pudiese deslizar sin demasiado rozamiento. En esa imagen aparece de color amarillo. Lo prolongué diez metros para poder manejarlo desde un lugar discreto. Luego tapé el cordón con hojas y ramas para que pasase inadvertido al gato pequeño, que quería jugar con todo lo nuevo y hubiera podido malograr la captura.

(4) Para interrumpir el funcionamiento en caso de necesidad, coloqué bajo el pedal, para inmovilizarlo, un tope de madera sujeto mediante otro cordón independiente del anterior. Al tirar de él, se libraría el mecanismo y ya podría funcionar mediante el pedal o mediante la operación manual. La altura del tope era la distancia exacta del pedal al fondo de la jaula. Lo forré con un trozo de fieltro para que no hiciese ruido al caer alarmando a la gata y le añadí un pequeño imán para que se quedase adherido con más seguridad al pedal por debajo.

El sistema requería estar muy atento al movimiento de los animales, pero funcionó a la primera; entró la gata madre y, antes de que llegase al cebo y de que pudiese entrar su hijo, tiré simultáneamente del tope de madera y del mando manual y se consiguió la captura.

Ahora esta jaula es eficaz y funciona. Si alguien posee este mismo modelo y le sirven estas reformas, puede reproducirlas sin ninguna dificultad.

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